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Cristiano II:  Antes anduvimos perdidos por el mundo, pero ahora viajamos por el camino estrecho que conduce a la patria celestial… el cielo. Diablo:  Del mundo, ¿eh?.  Entonces son súbditos míos.  Todo el mundo me pertenece a mí.  Soy el príncipe del mundo. Cristiano I:  Es cierto que nacimos en su país, pero descubrimos que servirlo a usted era una osa dura y su paga es la muerte. Cristiano IV:  Ya pertenecemos al Rey celestial, quien nos dio el don de la vida eterna. Diablo:  Vamos, les diré que voy a hacer.  Si ustedes regresan a mi reino, prometo darles muchas cosas buenas del mundo… placeres, riquezas, el honor de los hombres, poder, popularidad, muchas diversiones. Cristiano III:  Pero eso no puede ser.  Ya somos hijos de Dios, y le serviremos solamente a Él.  No podemos participar de la mesa del Señor y de la mesa de los demonios a la vez.  (1 Corintios 10:21)  “No podéis beber la copa del Señor y la copa de los demonios; no podéis participar de la mesa del Señor, y de la mesa de los demonios”. Diablo:  Pues bien, si mi primera oferta no les conviene, sigan hacia la patria celestial, pero salgan de ese camino estrecho.  Yo conozco una senda más ancha, más suave.  Mi senda serpentea por los valles.  Así que ustedes pueden evitar las subidas altas y los lugares escabrosos. Cristiano IV:  No saldremos, porque salir del camino recto es peligroso.  El camino ancho lleva a la destrucción.  Nosotros obedecemos la Santa Palabra. Diablo:  ¡Vaya!  Es un hábito común entre sus servidores que algunos que han hecho una profesión de fe en él luego abandonan su servicio.  ¿Por qué no lo hacen ustedes también?. Cristiano II:  A mí me gusta servir a Dios.  Me gusta más la recompensa de Dios, sus demás servidores, su gobierno, y la amistad de Cristo que los suyos, Satanás.  Así que no voy a dejar a mi Salvador. Diablo:  ¡Qué lastima!  ¿Saben, por supuesto, que los seguidores de Jesús siempre tienen dificultades?  Hay persecuciones, problemas, la burla del mundo. Nada más que problemas.  Y ese Cristo, ¿se presta enseguida a ayudar a sus seguidores?  ¡Ah!. Cristiano IV:  Quizás no siempre lo hace al instante, pero Él tiene sus propósitos.  Él quiere que nuestra fe crezca.  Quiere que confiemos completamente en Él.  Luego él rescata a los suyos.  Su palabra promete, “Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas le librará Jehová”.  (Salmos 34:19). Cristiano III:  Dios nos promete que como son nuestros días, así serán nuestras fuerzas (Deuteronomio 33:25).  “Hierro y bronce serán tus cerrojos, y como tus días serán tus fuerzas”.  Él nos rescata cuando él sabe que el tiempo es oportuno y de mayor provecho para nosotros.  Además, nos promete que todas las cosas les ayudan a bien a los que aman a Dios (Romanos 8:28).  “Y sabemos que a los que aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”. Esta es la Victoria………2 Cristiano I:  Hemos leído en la Biblia que tenemos que ser afligidos en diversas pruebas para que nuestra fe, sometida a prueba, luego salga pura como el oro. Es para nuestro bien. Voz:  (1 Pedro 1:6 – 7)  “En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo”. Diablo:  ¿Cómo saben ustedes si todas esas palabras lindas son ciertas?  Miren como los demás en el mundo están disfrutando de tantos placeres de la vida. Fíjense como ustedes no pueden hacer ni esto ni lo otro.  Tienen que cargar esa pesada cruz.  ¡Tírenla a un lado!  Coman, beban, alégrense en las cosas mías, porque mañana morirán como los animales, y no habrá castigo por los pecados. Cristiano II:  Los justos viven por fe.  La Biblia nos aconseja, “No pierdan su confianza, que tiene gran galardón, porque no es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengamos la promesa”  (Hebreos 10:35 – 38). Diablo:  (Señala a Cristiano III).  Oye amigo.  Ven acá un momento.  Sal del camino.  Deja a tus compañeros, y te diré algo para tu provecho. Cristiano IV:  No le hagas caso.  Nuestro Señor nos advierte que no debemos dejar de congregarnos juntos.  En la unión está la fuerza, y nos animamos los unos a los otros.  (Hebreos 10:25)  “No dejando de reunirnos como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca”. Diablo:  Oigan.  Yo premio bien a los que fielmente me sirven.  Les doy toda manera de escape de las leyes de Dios por el poder mío. Cristiano III:  ¿Por su poder?  Es más cierto decir que es por sus trucos y sus mentiras.  Pero ud. y sus siervos recibirán su castigo.  No se engañen.  Dios no puede ser burlado; pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. (Gálatas 6:7)  “No os engañéis; Dios no puede ser burlado:  pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará”. Diablo:  Díganme, ¿por qué piensan ustedes que van a recibir un galardón de Dios cuando le han sido desobedientes tantas veces? Cristiano I:  ¿Cuándo no le fui yo fiel? Diablo:  Ya sabes.  El otro día te enojaste mucho y dijiste muchas cosas que no debías haber dicho.  Has dejado muchas dudas entrar en tu mente.  Has sido tibio en tu amor a Dios.   (Dirigiéndose a otro cristiano)  Y tu le mentiste a tu amigo hace poco.  Haz faltado a los cultos muchas veces sin una razón buena.  (A los otros)  Y ustedes han chismeado de sus vecinos.  Han hablado mal de sus compañeros en la fe.  Han gastado casi todo su dinero para sí mismos, y han dado nada más que unas moneditas para la obra del Señor.  ¡Que gran servicio leal!. Cristiano IV:  Tenemos que admitirlo.  Nos da vergüenza, pero nuestro buen Salvador tiene una promesa para sus hijos arrepentidos.  “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”  (1 Juan 1:9).  Nuestro Príncipe siempre es misericordioso y listo a perdonar. Cristiano II:  Si, su sangre preciosa nos limpia de nuestros pecados si estamos arrepentidos de nuestros hechos malos.  No tenemos que dejar que usted nos controle otra vez, ni seguir viviendo en el mundo de maldad. Diablo:  (Furioso)  ¡Yo odio a ese Príncipe de paz!  ¡Me fastidian sus leyes y su pueblo!  Voy a destruirles a ustedes y su reino de justicia. Esta es la Victoria………3 Cristiano III:  Hemos tomado la armadura de Dios.  Nos hemos ceñido con la verdad y la coraza de justicia.  Nuestro escudo es la fe.  Con la fe podemos apagar todos los dardos de fuego que usted usa contra nosotros. Cristiano I:  La salvación es nuestro yelmo, y la Palabra de Dios es nuestra espada. (Efesios 6:13-17).  “Por tanto, tomad toda la armadura de Dios para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.  Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.  Sobre todo tomad el escudo de la fe, conque podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.  Y tomar el yelmo de la salvación, y la espada del espíritu, que es la Palabra de Dios”.  La victoria será de nuestro gran Salvador.  Él nos promete que si resistimos al diablo, él huirá de nosotros”.  (Santiago 4:7)  “No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor”. Diablo:  (Enojado)  ¡Ustedes no pueden ganar!  Fallarán.  No se me escaparán. Serán mis presos para siempre. Cristiano IV:  (Desanimado momentáneamente).  Ay, ¿qué haremos?.  Él es muy fuerte y poderoso.  Estamos perdidos. Cristiano III:  No, no.  ¡Cálmate!  El Señor nos ha dicho que más grande es el que está con nosotros que el que está en el mundo. (1 Juan 4:4).  “Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo”. Cristiano II:  Dios dice en su Palabra que el diablo que anda engañando a los hombres será lanzado en el lago de fuego, pero los que siguen fielmente a Cristo hasta la muerte tendrán la vida eterna allá en el hogar celestial donde no habrá muerte, ni llanto, ni dolor (Apocalipsis 20:20; 21:4). “Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos”. Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas pasaron”. Cristiano I:  En el nombre de Jesucristo de Nazaret tenemos la victoria. ¡Váyase, Satanás, pues está derrotado! (Todos los Cristianos levantan sus Biblias en alto). Diablo:  ¡Tontos cristianos!  ¡Idiotas!  (Sale rápidamente). Cristiano IV:  Alabemos al Señor por la Victoria que nos ha dado.  (Ellos inclinan la cabeza.  Uno puede hacer una oración de gracias.) Todos:  “Esta es la Victoria” (Se cierran las cortinas). 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